miércoles, 8 de octubre de 2008

LA JR VISITÓ CUBA




En el mes de Septiembre, a través de su presidente Gustavo Puccini, Aldana Iñiguez, (Secretaria Mesa) y Juan Cruz Cándido, Pte Departamental Constitución, la JR mantuvo un intercambio político con el Instituto Cubano de Amistad con los pueblos (ICAP) en la ciudad de la Habana.



En el ICAP

Fueron recibidos por Liliana Zamora (Foto), encargada del Instituto para las relaciones con la República Argentina , y por el director del ICAP para América Latina, Ricardo Prieto.

La reunión se desarrollo por el término de más de 2 hs, donde existió un intercambio de visiones políticas tanto de Cuba como de la Argentina , un revisión de los programas de Salud y Educación que Cuba lleva adelante y la evaluación de los saldos que dejó el paso del primer huracán por la isla.

En esta oportunidad, la JR hizo entrega de un plato de plata (ver foto) donde expresa la solidaridad con el pueblo cubano haciendo mención de la frase de Hipólito Irigoyen “los hombres son sagrados para los hombres, los pueblos son sagrados para los pueblos” y una carta en representación de toda la juventud radical santafesina en repudio al injusto bloqueo económico por parte de los EEUU.



Al mismo tiempo, cumpliendo con las responsabilidades institucionales, G. Puccini y J.C. Cándido hicieron entrega de materiales de las comunas a las que representan como autoridades locales. También se hizo entrega de las banderas del país y de la provincia. Por su parte Ricardo Prieto regaló el libro (segunda edición corregida) a La JR , “100 horas con Fidel”.

En esta reunión se coordinaron para el día siguiente dos visitas institucionales.



Visita al comienzo ciclo de clases

Al día siguiente la JR fue invitada al comienzo del ciclo electivo en la Escuela primaria “Arturo Montori Céspedes” acompañados por personal del ICAP. “Presenciamos a un día de pasado el huracán el comienzo de clases en una de las mejores educaciones del mundo, donde los chicos cursan desde las 8 de la mañana hasta las 16 hs. (teniendo en cuenta que no existen días de paro), ese mismo día a cada alumno se le hizo entrega del material de estudio para el resto del año. Cada aula cuenta con un profesor para solamente 20 alumnos” manifestó Juan Cruz. Por su parte, lo que más nos impresionó fue que el acto era liderado por los “pioneros”, esto es niños elegidos por cada curso como representantes estudiantiles de 10 años edad. Actos que en nuestro país lo llevan adelante directores y docentes”, contó Aldana Iñiguez.

En el establecimiento mantuvieron una pequeña reunión con la directora del colegio donde también se hizo entrega de distintos materiales del país. (Foto)






Consejo Popular

Acompañados por Liliana Zamora (Icap) la JR visitó un Consejo Popular (lo que en argentina sería una Comuna) en el Municipio de Marianao, Santa Felicia, el “Taller de Transformación integral del Barrio” (TTIB) donde fueron recibidos por la presidenta, los dos delegados y dos concejeros.

En esta reunión se llevó adelante un intercambio netamente político ya que los integrantes del Taller, además de contar los trabajos que realizan en ese municipio explicaron cómo funciona el modelo político de Cuba.

“Entre otras cosas para destacar, los representantes nos hablaron sobre el sistema electoral, donde cada uno es elegido por el pueblo cada 2 años, y la custodia de las elecciones la llevan adelante los niños (custodia que aquí realiza Gendarmería Nacional). Por su parte, Cristina quién es la presidenta del Taller, además cumple la función de delgada provincial (lo que en nuestro país sería un diputado provincial) nos contó que ahí no cobran sueldo sino que siguen manteniendo el sueldo de su trabajo anterior hasta tanto dejen de cumplir sus funciones públicas, detalló Gustavo Puccini.

Los representantes le hicieron entrega a la JR de documentos donde detallan todos los trabajos realizados por el TTIB y una guía sobre la Universidad para los ancianos que se lleva adelante en Cuba. Por su parte, la JR hizo entrega de una carta en representación de toda la JR de Santa Fe. (Foto)



Una vez más la Juventud Radical , estuvo al lado de uno de los íconos de la lucha, la resistencia, la defensa de las ideas y saludando a un pueblo que centra toda su fuerza en el desarrollo del ser humano.

USAR A ALFONSIN, por Pepe Eliaschev

Perfil.com Entre las 1.663 palabras dichas por Raúl Alfonsín en la Casa Rosada el miércoles sobresalen nueve: “La política no es solamente conflicto, también es construcción”.
Minutos antes, el jefe de los diputados kirchneristas, Agustín Rossi, vociferaba en el Congreso: “Lo único que federalizó Alfonsín fue la hiperinflación y los saqueos. En cambio, este gobierno federalizó la obra pública y la redistribución”.
Para Alfonsín, de 81 años y enfermo de cáncer, “la intolerancia, la violencia, el maniqueísmo, la compartimentación de la sociedad (…), la indisponibilidad para el diálogo, la negociación, el acuerdo o el compromiso, han sido maneras de ser y de pensar que (…) constituyen todavía hoy una de las principales rémoras y déficits con los que carga nuestra democracia”. Para él “los argentinos hemos vivido demasiado tiempo discutiendo para atrás”.
La respuesta oficial se conoció de inmediato. Néstor Kirchner dijo: “Me parece muy bien su mensaje, pero uno no tiene que renunciar a la justicia” (sic).
Kirchner, que no se opuso a los indultos a los ex comandantes concedidos por Carlos Menem en 1990, no acompañó los juicios y sentencias que en 1985 mandaron a la cárcel a los jefes militares del Proceso.
La segunda réplica a Alfonsín vino de Madres de Plaza de Mayo: “Alfonsín ya tiene su busto en la Rosada, rodeado por Illia y Perón. En su extensa lectura repitió aquello de que ‘los argentinos no debemos mirar para atrás’. Seguramente, la intención será que olvidemos su papelón en Semana Santa, la teoría de los dos demonios que utilizó en el Nunca más y sus leyes aberrantes a favor de los genocidas, cosas que no olvidaremos jamás”.
Rossi, Kirchner y Hebe de Bonafini expresan con deliberada ambigüedad una ideología adversa a una verdadera cultura democrática.
El Dr. Alfonsín me concedió una entrevista exclusiva el 14 de agosto, que PERFIL publicó el sábado 16 de ese mismo mes. Hacía pocos días que Cristina Kirchner había ido a saludarlo e interesarse por su salud. Alfonsín acababa de completar su quimioterapia. Privó allí el mismo criterio de Elisa Carrió:darle un beso a Alfonsín para así “poder dormir tranquila”.
Le pregunté por sus sentimientos respecto de la visita de la Presidenta y él, discreto, contenido y perspicaz, me contestó: “Bueno, pero es lo normal, ¿no? Menem me vino a ver cuando casi me mato en un accidente, yo lo visité cuando él tuvo un problema circulatorio delicado, y ahora la Dra. Kirchner se interesa por mi salud. Algo normal en una democracia, ¿no es cierto?”.
Alfonsín me dispensa afecto y respeto desde que salió del gobierno, en 1989. Sólo entonces nos presentaron. Es bueno tener el aprecio de un patriota cuando carece de todo poder y nada tiene para dar en lo material.
Cuando me dijo “¿no es cierto?” vi en sus ojos esa sana malicia que descubrí en 1989, la lucidez de un arquitecto de la cultura democrática, la más robusta expresión de vocación de servicio que puede exhibir nuestra corta historia republicana.
Los paradigmas del viejo luchador son intrínsecamente ajenos a la praxis del actual oficialismo. Sus vigas maestras son consenso, reconciliación, diálogo, negociación, acuerdo, compromiso. Alfonsín cree en lo que el kirchnerismo, en el fondo, aborrece.
Por eso, las reacciones de Rossi. Kirchner y Bonafini no son extemporáneas. Son previsibles luego de estas palabras del ex presidente:”Hoy todavía hay rastros de ese canibalismo político que ha teñido la práctica política. La política implica diferencias, existencia de adversarios políticos (…). Pero la política no es solamente conflicto, también es construcción. Y la democracia necesita más especialistas en el arte de la asociación política”.
Ante un equipo gobernante que ha procurado circunvalar un sistema basado en instituciones, Alfonsín dijo al asumir en 1983 y se lo recordó ahora a los Kirchner, 25 años después: “No será posible resistir la cantidad de presiones que estamos sufriendo y sufriremos, si no hay una generalizada voluntad nacional al servicio de lo que debieran ser las más importantes políticas de Estado, expresada en la existencia de partidos políticos claros y distintos, renovados y fuertes, representativos de las corrientes de opinión que se expresan en nuestra sociedad”.
Pero la cultura democrática no es sistemáticamente devaluada en los hechos sólo por el decisionismo hegemónico del Gobierno. Hasta los medios periodísticos terminan menoscabando ocasiones excelsas para consolidarla.
A la mañana siguiente del acto en la Casa Rosada, los diarios mostraron su alma, de cara a las 1.663 palabras dichas por Alfonsín. Clarín le dedicó 1.424 palabras, incluyendo 507 consagradas a la ausencia de Julio Cobos y sólo 90 al discurso de Alfonsín (el 12%). De las 1.299 palabras que usó La Nación, 492 fueron para Cobos y sólo 105 para Alfonsín (13%). De las 1.058 que invirtió Ambito Financiero, sólo 93 fueron para reproducir el texto de Alfonsín (9%). Crítica dedicó 745 palabras, con 173 para el ex presidente (23%). En Página/12 tuvieron 1.087 palabras, 186 para Cobos y sólo 83 para Alfonsín (9%). Es lo que hay.

DISCURSO DE RAUL ALFONSIN EN LA INAUGURACIÓN DE SU ESTATUA EN CASA ROSADA

De todos los honores y privilegios que la vida me ha dado, y en verdad han sido muchos, por cierto jamás hubiera imaginado acceder a éste que se me concede, el de presenciar la inauguración de un monumento de mi persona. No lo hubiera imaginado, no lo hubiera permitido. Del mismo modo, tal cual rechacé invitaciones anteriores, en la actual circunstancia, desde luego que no interpreto que se realiza un homenaje a mi persona, sino a la democracia que logramos los argentinos.

Siempre creí y así lo dije en tantas oportunidades que es la misión de los dirigentes y de los líderes plantear ideas y proyectos evitando la autoreferencialidad y el personalismo; orientar y abrir caminos, generar consensos, convocar al emprendimiento colectivo, sumar inteligencias y voluntades, asumir con responsabilidad la carga de las decisiones. “Sigan a ideas, no sigan a hombres”, fue y es siempre mi mensaje a los jóvenes. Los hombres pasan, las ideas quedan y se transforman en antorchas que mantienen viva a la política democrática.

En esta galería de presidentes, conviven aquellos que expresaron e interpretaron esa voluntad del pueblo de forjar un destino propio, con aquellos que fueron impuestos o se impusieron por la fuerza, como consecuencia de la frustración de aquellos anhelos. Si los contamos, todavía encontraremos seguramente más presidentes de facto que presidentes elegidos por el pueblo. Esto es lo que notablemente ha cambiado a partir de 1983; no hubo ni habrá aquí más presidentes de facto.

Son las certidumbres que debemos evocar y a las que debemos rendir homenaje en estos 25 años que estamos cumpliendo de joven pero incompleta democracia. La democracia que tenemos es nuestra casa común; el hábitat y las normas que nos deben permitir desarrollar nuestras vidas más plenamente como individuos y familias, como sociedad y como pueblo que aspira a ser una nación. Veinticinco años después, nos toca mejorarla, fortalecer sus capacidades transformadoras y dar contenido real a la igualdad de oportunidades asegurando y expandiendo nuestras libertades.

Democracia es vigencia de la libertad y los derechos pero también existencia de igualdad de oportunidades y distribución equitativa de la riqueza, los beneficios y las cargas sociales: tenemos libertad pero nos falta la igualdad. Tenemos una democracia real, tangible, pero coja e incompleta y, por lo tanto, insatisfactoria: es una democracia que no ha cumplido aún con algunos de sus principios fundamentales, que no ha construído aún un piso sólido que albergue e incluya a los desamparados y excluídos. Y no ha podido, tampoco aún, a través del tiempo y de distintos gobiernos construir puentes firmes que atraviesen la dramática fractura social provocada por la aplicación e imposición de modelos socioeconómicos insolidarios y políticas regresivas.

El 10 de diciembre de 1983, en mi primer mensaje ante el Congreso de la Nación como Presidente convoqué a todos los argentinos a una tarea común para constituir la unión nacional.

Para lograrlo era imprescindible luchar por un Estado independiente, que no podía subordinarse a poderes extranjeros, ni a grupos financieros internacio¬nales, ni a los privilegios locales. La propiedad privada cumplía un papel importante en el desarrollo de los pueblos, pero el Estado no podía ser propiedad privada de los sectores económicamente poderosos.

Era necesario buscar un consenso fundamental: la democracia aspira a la coexistencia de las diversas clases y sectores sociales, de las diversas ideologías y de diferentes concepciones de vida. Es pluralista, lo que presupone la aceptación de un sistema que deja cierto espacio a cada uno de los factores y hace posible así la renovación de los gobiernos, la renovación de los partidos y la transformación progresiva de la sociedad.
“La democracia es previsible, y esa previsibilidad indica la existencia de un orden mucho más profundo que aquel asentado sobre el miedo o el silencio de los ciudadanos.

“La previsibilidad de la democracia implica elaboración y diálogo que no excluirá, sin duda, tempestuosos debates y agrios enfrentamientos de coyuntura que nutrirán al estilo republicano triunfante ya en el país”.
“La democracia no se establece sólo a través del sufragio ni vive solamente en los partidos políticos. Nuestro gobierno no se cansará de ofrecer gestos de reconciliación, indispensables desde el punto de vista ético e ineludibles cuando se trata de mirar hacia delante”.

Sin la conciencia de la unión nacional, sostuvimos, será imposible la consolidación de la democracia; sin solidaridad, la democracia perderá sus verdaderos contenidos. Esta llama debe prender en el corazón de cada ciudada¬no, que debe sentirse llamado antes a los actos de amor que al ejercicio de los resentimientos.
Sabíamos que la tarea exigiría tiempo, esfuerzos, sacrificios, claridad de ideas y una gran energía encauzada por un preciso sentido de la prudencia y el equilibrio, pero teníamos una ventaja: la experiencia nos había enseñado que, cada vez que perdimos la democracia, la inmensa mayoría de los argentinos terminó perjudicándose.

También habíamos aprendido que los que estimulan la impaciencia para proponer la intolerancia y la violencia como remedios terminan favoreciendo los intereses del privilegio. Aprendimos que cuando el pueblo no decide sobre el gobierno, la nación y el pueblo quedan desguarnecidos frente a los intereses de adentro y de afuera.

Habíamos aprendido que existían fuerzas poderosas que no querían la democracia en la Argentina. Sabíamos que la reivindicación del gobierno del pueblo, de los derechos del pueblo para elegir y controlar el gobierno de acuerdo con los principios de la Constitución, planteaba una lucha por el poder en la que no podíamos ni debíamos bajar los brazos, una lucha que teníamos que librar y en la que teníamos que triunfar.

En este planteo puede destacarse también el lugar central que tiene la cuestión de la transformación de nuestra cultura política; aquello que suele llamarse la “dimensión subjetiva” de la democracia. Y sabemos que el esfuerzo por crear bases estables y predisposiciones arraigadas para la convivencia democrática pasa necesariamente por superar las deformaciones asentadas en la mentalidad colectiva de nuestro país como herencia de un pasado signado por la frustración y el autoritarismo.

En efecto: la intolerancia, la violencia, el maniqueísmo, la compartimentación de la sociedad, la concepción del orden como imposición y del conflicto como perturbación antinatural del orden, la indisponibilidad para el diálogo, la negociación, el acuerdo o el compromiso, han sido maneras de ser y de pensar que echaron raíces a lo largo de generaciones en nuestra historia. Y que por cierto, constituyen todavía hoy una de las principales rémoras y déficit con las que carga nuestra democracia.

Está convicción viene acompañada de una invitación y un deseo esperanzado. Propongo que todos lo intentemos, con la cabeza y el corazón en el presente y la mirada hacia el futuro. Porque los argentinos hemos vivido demasiado tiempo discutiendo para atrás. En política esto tuvo una expresión trágica durante décadas: la única forma que tenía la oposición para llegar al gobierno, era que le fuera mal al de turno, sin advertir que al dificultar la gestión a quien se derrotaba era a la Nación.

Hoy todavía hay rastros de ese canibalismo político que ha teñido la práctica política. La política implica diferencias, existencia de adversarios políticos, esto es totalmente cierto. Pero la política no es solamente conflicto, también es construcción. Y la democracia necesita más especialistas en el arte de la asociación política. Los partidos políticos son excelentes mediadores entre la sociedad, los intereses sectoriales y el Estado y desde esa perspectiva hemos señalado que lo que más nos preocupa es el debilitamiento de los partidos políticos y la dificultad para construir un sistema de partidos moderno que permita sostener consensos básicos. No será posible resistir la cantidad de presiones que estamos sufriendo y sufriremos, si no hay una generalizada voluntad nacional al servicio de lo que debieran ser las más importantes políticas de Estado expresada en la existencia de partidos políticos claros y distintos, renovados y fuertes, representativos de las corrientes de opinión que se expresan en nuestra sociedad.

Y a propósito de bustos, estatuas e íconos, y del sentido que le damos a estas evocaciones del pasado, siempre recuerdo la historia de “ La Estatua de Sal”, aquel pasaje de la Biblia en la que un ángel le advierte a Lot: “¡Sálvate! ¡No mires hacia atrás ni te detengas! ¡En ello te va la vida!.” Su mujer quiere ver el exterminio de Sodoma. Mira hacia atrás y queda convertida en una estatua de sal.

Sin embargo, hay también otro riesgo. Están aquellos que no miran hacia atrás pero tampoco lo hacen hacia ningún lado. Los que ni siquiera tienen pensamiento propio. Erich Fromm, en su libro “¿Podrá sobrevivir el hombre?”, lo define como el pensar inauténtico, de autómata, de aquel que cree que algo es verdad no porque haya llegado a esa convicción por el propio pensar, basado en observaciones o experiencias, sino porque se lo han sido “sugerido”, porque le ha sido propuesto “...por fuentes que llevan consigo el peso de las autoridad, en una u otra forma.”, modas y olas pasajeras, distintas formas de “pensamiento único”.

Otro gran pensador que hemos seguido, Norberto Bobbio, escribió en su libro De Senectute: “somos también lo que elegimos recordar”. Toda mi actividad política buscó fortalecer la autonomía de las instituciones democráticas y fortalecer le gobierno de la ley, para que la ley y el Estado de Derecho estuvieran separados de cualquier personalismo. Nuestro país tuvo un talón de Aquiles: no podíamos garantizar la alternancia democrática del gobierno. El objetivo de toda mi vida ha sido que los hombres y mujeres que habitamos este suelo podamos vivir, amar, trabajar y morir en democracia. Para ello era y es necesario que además de instituciones democráticas haya sujetos democráticos, porque sólo así pueden sobrevivir a sus gobernantes.

Y lo bueno de las instituciones democráticas es que no necesitan efigies que las presidan, ni estatuas que les den su investidura. Pero si en algún rincón de sus edificios públicos es posible evocar a aquellos hombres y mujeres que las han presidido o que contribuyeron a defenderlas y ponerlas en movimiento al servicio de la sociedad, bienvenido sea.